jueves, 16 de abril de 2009

El misterio del choque imaginario

"Voy a chocar..." Dice el niño mientras camina firmemente junto a la niña. Ella dice: ¿Y cuándo será?.

El niño tambalea frente a ella, como tratando de darle el gusto, diciendo. Sin embargo, no logra caer.

¿Caer?

¿Por qué habría de caer, si él va a chocar? Va firme, son pocos los pasos que ha seguido. Ella, indiferente, pero con oculta curiosidad, sigue con la mirada baja, a media sonrisa.

Él tambalea dentro de esa firmeza. No cae. Mi bolso produce un sonido metálico, parece ser un cascabel. Ellos van juntos, respetando esa distancia infantil. Apenas escucho los murmullos. ¿Estaba frente a ella en su fallido al caer? ¿Acaso, será, que él buscaba darle un gusto, cayendo, con la intención de romper esa firmeza? ¿Acaso será?

El zapato de mi pie derecho produce un sonido molesto, una especie de hule al ser comprimido. Ella observa hacia el otro lado: un perfil moreno, con el cabello al aire. Él sigue firme. No choca, no se tambalea, no cae. Sigue esa pregunta de gozo, un por qué a la cuestión imaginaria.

Ahora vuelve el recuerdo en medio de aquel silencio. "Voy a chocar..." Dice el niño mientras camina firmemente junto a la niña.

Ella dice: ¿Y cuándo pasó...?.

*Y este mes se cumple un año de tantos choques suscitados aquí...
  esperemos que se den otros tantos más.

1 comentario:

Soleil Calderón V. dijo...

me gusta éste, no es tan rebuscado como todo.