miércoles, 28 de diciembre de 2011

A ti

Nuevamente recordé aquellos días que compartíamos juntos, las charlas entre todos y rumores de otros, bromas y pequeñas travesuras como jugar con las sillas infantilmente a lo largo y ancho del lugar, escapar a la tienda para ir por la chatarra del día o el pan que acompañaría el café de la mañana. No tanto dónde nos conocimos ni cómo, porque hasta estos días me temo que lo mejor que nos llevamos cada quien fuimos nosotros. Sin embargo, lo que más recordé fue cuando me tuve que ir. Es verdad que lamentaba mucho perder la oportunidad de tener una trayectoria mayor, que extrañaría a los amigos que hice, que hubiese terminado simplemente así. Pero más que nada, pensaba que tal vez no te volvería a ver y lo que me afectaría. Me sentía tan incapaz de volver para persuadirme de que sin más, había perdido un pedazo de todo... los reclamos que te hice de no advertírmelo antes sin que supieras nada. El que hubieras estado ahí cuando llegué me salvó. Me ayudaste con mi pesada carga y me acompañaste en los siguientes pasos que di, hasta que nos volvimos luz y sombra, sombra y luz. ¿Qué hubiera sido ahora de mí, si no? reconozco las mejoras que hubo en mi persona, como una mayor voluntad de hacer las cosas que pensaba hacer, ni siquiera pensado o dejar sin más así, dejar de huir de todos los que me rodeaban, sentirme menos abrumada de experimentar nuevos cambios, tener sobre todo, confianza en mí. Pero todo eso es porque sé siempre estás a mi lado. Y a veces me pregunto qué he hecho yo por ti, qué hecho... qué puedo hacer. Lo más que mis palabras logran es escribir cuánto te agradezco y quiero... que soy feliz de empezar un nuevo año. Gracias por ello.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

De la tonta nostalgia

Últimamente lo que me rodea me ha dado razones para sentir nostalgia: el calendario, repasar tiempos laborales en una u otra institución, las personas que en cada una de ellas hubo y que siempre me dieron algo de qué hablar o sentirme molesta, no recordar sus nombres en el momento preciso, recordar sus apodos y manías para olvidarlas nuevamente después, no saber con exactitud algo gracioso, cosas dichas con ingenio, bromas planeadas, ideas, lugares donde la he pasado bien con viejas amistades tiempo atrás, en la actualidad, ayer, lugares que han sido modificados, no existen, hay otra cosa, un agujero negro, un árbol seco, parques que no transito muy seguido sin estar lejos, bancas, banquetas, ciudades, calles, los periódicos que por corto tiempo existieron y noticias que no encontraré más, ser mala para contar chistes cuando quiero, olvidar parcialmente un libro leído hace poco tiempo, ser pobre y no comprar buenos libros por caros cuando los que tengo de segunda están muriendo, las amistades poco frecuentadas, sus (mil) números que conservo relativamente en vano porque casi nunca contestan al momento de recordarlos, querer invitarles a salir o celebrar algo juntos, los buenos chismes porque jamás son reales (o ya pasaron) cuando de verdad son buenos en cada uno de sus detalles, los malos porque son malos, el café negro mezclado con repentinos cambios de clima sin azúcar, las enfermedades a base de política-ficción y reales, las próximas elecciones y pasadas, saber que soy feliz a pesar de ello, ver niños (raros) preocupados por las imágenes puestas en cada cajetilla de cigarros y pensar que ya no fue mi tiempo para razonar al respecto, o darme cuenta de que lo evito quizá por un turbio (por no decir absurdo) motivo suicida y ridículamente placentero, ver niños golpeados/pateados por sus madres en plena calle, los niños en general, verlos crecer, sentirme mayor, ingenua, terminar la carrera, seguir pequeña, ingenua, salir a la imprevista lluvia sin paraguas, el fallecimiento de Cesaria Évora, la muerte, extrañar a eterna y poca distancia al ser querido, al amado... Pero no el fin de año en realidad.

martes, 13 de diciembre de 2011

Lo malo de tener blog

Las ilusiones temporales (ya no ópticas) son muy engañosas. Apenas he terminado otro semestre de manera un poco desesperada, cuando de pronto ya se acabó noviembre y han transcurrido trece días de diciembre. Además, en este tiempo que creí relativamente largo y corto a la vez, me he dado cuenta de algunas cosas (¿o vicios...?) tales como: no publiqué nada en el blog, los cambios de clima ya me afectan, he logrado romper récord en comer sopa de pasta por ¿una semana consecutiva o más...? descubrir unas galletas que al fin me gusten aparte de las únicas que me gustaban, el coffee mate de avellana, oler cosas deliciosas sin saber si existen esos aromas o al revés, que falta exactamente un año para que termine la carrera (si no es que el aún supuesto fin del mundo se anticipa) y que he sido (casi por completo) más feliz de lo habitual a pesar de los problemas que nunca dejarán de existir.
He tenido muchos momentos de alegría, lo cual ha compensado los pocos de tristeza y tantos de estrés. Puedo decir que a final de cuentas todo me ha ofrecido una mejora a costa de las circunstancias, y que esto me tiene motivada para ya ni siquiera saber si optar por hacer algo o no primero de tantas cosas que tengo en mente: leer libros que imposiblemente leería, crear personajes, una técnica de trazo, recordar historias o ideas que nunca escribí, utilizar colores o pluma y descansar el lápiz, tener ingenio para los títulos o nombres (por ejemplo, hasta ahora sólo sé que mi próximo gato se llamará Bustrófedon y que lo imagino grande, dominante y un poco obeso.... eso no resulta bastante ingenioso que digamos), encontrar y lavar aquellas tazas que he usado para comer o tomar café, sacar ropa u objetos que ya no usaré, tratar de poner orden a todo cuanto se pueda. Ser al menos un poco compatible con la lin... no, imposible.
Por otra parte tendré muchos días libres para fantasear con salir de viaje, volar a pesar de mi ligero miedo a las alturas sin necesidad de un avión, hacer cuenta regresiva de cuánto falta para que termine el año, mandar un guión para hacer una buena película de aliens, hacer más blah, blah, blah para encontrar (como en una sopa de letras, vaya la semejanza) o más bien inventar la nueva y próxima palabra del diccionario, manipular mis horas de dormir para saber si acaso los sueños tienen un horario específico de cuándo son buenos, malos o si simplemente para mí no lo tienen porque casi nunca los recuerdo... Y sobre todo, no dejar el blog para luego solamente escribir cosas sin sentido como estas (las cosas sin sentido ocupan demasiado espacio) En fin, al menos ya me desaburrí un poco por hoy...    

lunes, 31 de octubre de 2011

De recuerdos...

Acabo de hablar con alguien sobre aquella vez que la pasé tan mal, de los sentidos despiertos de mamá al percibir toda esa nostalgia que sentía, tal vez por ser demasiado tonta. De cuando no era tan dudable que saliera de un hoyo para (refugiarme) en otro. Nadie sabía que solo tú estabas para escucharme y darme todo tu apoyo, que en ese entonces había un tú. Nos dedicamos a ser las sombras de la duda por algún tiempo, abrazar el deseo forastero e incesante. No sé cómo me soportabas. Debería serte otorgada alguna condecoración, simplemente no tuve un fascinante pasado ni tampoco mucha tolerancia al ser empalagosa y mimada. Chillona. Creo ya haberte dicho que despertaste en plenitud ese lado poco conocido. Si te hubiese advertido, ¿habrías escapado? Me temo que tampoco te di oportunidad, ahora que los días se han vuelto un tanto esclarecedores. Qué feliz estoy de contar en mi cabeza toda dicha y desdicha donde has estado, no importa cómo. Te quiero... mucho.

(Sin título)
¿Y por qué te escribo estas líneas?
en una hoja blanca sobre mi piel
¿para inscribir en ella tu insignia?
o tal vez porque te recordaré.
¿Me he de ir lejos de tu sonrisa?
no tengo itinerario fijo para saber
¿el tiempo dará cabida para que huya?
pues otra piel te dará lugar para que escribas
¿y qué habrá de nuestro ayer?
posiblemente pronto lo olvida.
¿Y por qué te escribo estas líneas?
en una hoja blanca sobre mi piel
¿para inscribir en ella tu insignia?
o tal vez porque la quiero poseer
¿y tú habrás de entregármelo todo?
eso, yo no lo sé.

Hace tiempo que escribí este ¿poema? y recién lo hallé entre las cosas que guardo. Cómo ha pasado el tiempo, transformando las cosas... Sí que sí. 

lunes, 24 de octubre de 2011

De ti y lo que ha se ha llevado/brindado el tiempo

He dejado pendiente escribir sobre algunos acontecimientos, nuevas expectativas y de quien me ha dado todo el apoyo que he necesitado. No por falta de voluntad, sino de palabras para expresarlo. Desde que retomé esta especie de diario he querido restaurar su pasado de alguna manera, siendo menos gris de lo que ya es o con cuentos y narraciones más amenas. Quiero empezar a despejarme tomando en consideración parte de una y otra postura minimalista.
Para empezar, quiero recordar a este buen personaje que figuró ocasionalmente entre líneas. Lo extraño irremediablemente y pienso que es una especie de resentimiento el que a veces le tengo a quien lo suple. Hace algunos meses que al fin pudo irse, ya que tenía años lidiando con este problema... Si no saben a quién me refiero, aquí pueden refrescarse la memoria. Sinceramente aún no tengo en concreto qué decir, pero sé que no había mejor acompañante para tomar el té a pesar de que terminara con mis tazas. Ahora entiendo que nunca debí molestarme por sus arrumacos que me dejaban llena de pelos, o de su mala costumbre de tomar la siesta en la puerta de entrada. Me doy cuenta porque todo eso lo hace Toda, una cachorra hiperquinética que no soporto, más porque luego me hace sentir mal con su carita de regañada. Lupus será mi concepto de "tonto pero lindo" (debería añadirse a los diccionarios, ya no como una enfermedad) pues era de esos que daba risa verlo aullar en los cumpleaños al cantar Las mañanitas (me hizo falta) o extrañeza de verlo ladrar en círculos sin ver hacia ninguna parte. Cierta vez creí verlo entre las nubes... Marta es su pequeño igual deambulando por la casa.
Por otra parte, darse cuenta del tiempo a veces incita a pensar demasiado en lo que se ha hecho. Esto va ligado a que sin querer, ya falta poco para que termine el año. Un ejemplo es que hace poco más de un año he dejado atrás un trabajo y calles por las que sigo pasando a diario como si aún formaran parte de mi todo. Hace un año consideraba que todavía faltaba mucho para terminar la carrera (en estos días ha sido algo muy complicado determinarlo). No sé hace cuánto sé que escribir no es del todo para mí, que prefiero hacer caricaturas y saber utilizar los colores sobre un lienzo, crear diversas formas. Hace poco más de un año en el que he aprendido a trabajar aun más con una pluralidad de personas, para quienes las cosas no son tan fáciles y hay que tratar a veces con frialdad o suma comprensión, mendigar cada domingo (sobre todo) los buenos días para poder pasar mejor el día o acostumbrase a sentir la viscosidad del tacto por todo lo que se maneja entre todos. Hace ese mismo tiempo (ya habiendo pasado otro muy o poco similar a este) que no termino de comprender muchos por qué.
Pero más que nada, poco he dicho de quien a lo largo de estos días me anima a seguir adelante siempre que estoy por hacer retirada. Sí, eres tú... no lector común. Porque a ti me refiero como "amor" en privado y demás ambigüedades entre los que leen esto y no tengo el mismo tacto. Sólo tú sabes descifrar bien las metáforas. En el relativo tiempo compartido juntos (ya que los espacios temporales rara vez los tenemos bien definidos) he podido adquirir lenta y gratamente un nuevo carácter, asumir determinadas circunstancias con fuerza y valorar cada gesto, palabra, momento... lo que soy y tengo a mi alrededor. Contigo una idea se vuelve un proyecto que poco a poco construyes, del cual observo y escucho cada realización de sus detalles y cuyo resultado final siempre brinda un grato resultado, no quedando sin más como muchas ideas y pensamientos que son echados al azar u olvido. También siempre procuras hacer de algo sencillo una experiencia, una palabra a un juego, de un juego a una razón convincente en su originalidad. Por cada ocasión que arruino el día o magnifico un discurso me soportas tortuosamente, cuando no me gusta comerme las zanahorias servidas en alguna fiesta, terminas comiendo más por mi ñoña culpa. Y cuando me celebras algo, es casi de ensueño cómo lo haces... luego por eso carezco de palabras por lo incierto de tanto que realizas y posees como persona. Hace tiempo (de nuestro tiempo) que no quería que transcurriera el tiempo al estarme contando una historia graciosa, tipos de programación o demás temas. Pero últimamente, ya puedo quitar cada hoja del calendario debido a que hace tiempo sé que el concepto de eternidad, a través de momentos, llega al siempre.

jueves, 13 de octubre de 2011

De lo relativo sobre el concepto "distancia"

Hablar a veces puede resultar muy sencillo. Otras, no tanto. Quizá sea por la extraña sensación de creerse ignorante, necesitada o redundante. Pero en esos momentos que alguien importante depende de tus palabras, silencio o un abrazo complicado de dar... es extraño darse cuenta de que estas sensaciones no varían. Incluso son más persistentes como para fingir no darse cuenta y guardar silencio. Estar sometidos a una distancia frustrante, mental. Tan absurdo es a veces querer conciliarse con la idea de que las palabras sanan, que estudio lo referente a ellas en "profundidad" y soy un completo fracaso a la hora de ponerlo en práctica, además de aquellas ocasiones donde todo es expresión sin prejuicios. ¿Será inútil pensarlo? más aun: escribirlo... 

Quiero hacer algo sin muchas veces pensar que es la fatiga del mundo cotidiano y su resquemores, castigos o arbitrariedades tomadas.

Renovarme.

miércoles, 5 de octubre de 2011

De las aves y (mi) mañana... II

Hoy vi a un pájaro pequeño caer, fue como un golpe echado a la suerte. Algo tan sencillo como ver que la voluntad se pierde e intentar seguir volando sin saber a qué dirección ir exactamente, ni por qué. ¿Qué sería de quienes no tienen quien los levante cuando están solos y no se pueden mover? sin instinto de supervivencia o pereza de levantarse. Muchas veces me he preguntado si alguien realmente piensa así y las razones. Porque aun cuando se acoge a un ave malherida se le ve el miedo, se siente. Por naturaleza sabemos que es vulnerable y víctima de las circunstancias, sale nuestro lado humanitario (¿o acaso habrán aves suicidas?). Cosas así de extrañamente retorcidas pueden atacarme en momentos de suma nostalgia o impotencia. Sería absurdo preguntar si es justo preocuparme por mí cuando están peor otros más. Intentar lo posible, adivinarlo. Sin embargo, hay momentos en que no quiero dar nada por definitivo y recurro al "quizá" "casi" "sería" y demás, ya que sé puede no serlo. Son tantas cosas que de pronto se acumulan en el mismo espacio... Pero afortunadamente, sé que tengo quien me levante. Sé que el pequeño pájaro siguió volando, que yo puedo también. No echar a la suerte el destino, sino ir planeando cada aleteo para saber a dónde llegaré mañana.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Espiral de hormigas en el tiempo

Hace meses que en todo hay hormigas: el primer día que aparecieron fue algo inconsciente y tal vez disimulado, apenas perceptible por su minoría. Eran largas, café rojizas y con alas... su tamaño requería sobrevivir de mis libros, donde descubrí oculta a toda la colonia. Cuando se los arrebaté e hice merecida venganza, fue entonces que decidieron empezar a comerse mi razón poco a poco. Recuerdo que apenas ese día limpié el estante con todo el enojo de perder la clase, y que antes de irme le dije a mi madre "han vuelto las hormigas" cosa que ella ya entendía por un episodio pasado que creía similar a este. Al regresar, ansiosa pregunté si acaso ya se habían ido y ella se quedó extrañada por un momento, hasta que recordó no haber visto nada. Me sonreí y esa fue la única noche que dormí tranquila. Al día siguiente todo parecía normal, hasta que veo a una entre las cobijas (sinceramente, no me gustan las hormigas) y no supe qué hacerle. Más tarde vi que se sumaba otra, y otra. El miedo se apoderó de mí, pero no lo suficiente... lo bueno que llegó el coraje a tiempo para agarrar una prenda (necesariamente grande para no sentirlas) y matarlas.
La verdad aun no recuerdo si acaso he soñado con esos monstruos que se aparecen de diversas formas y rincones (ya no sé si prefiero a las mariposas como enemigas mayores) o el número de mordidas que tengo/tuve por su culpa. Se multiplican por decenas, en el transcurso de los días siempre veía de dos en tres entre las cobijas (a las cuales no iba a echarles insecticida o atreverme a dormir en la cama) y lo que más me alteraba era que después de "eliminarlas" y acusarlas con mi madre, ella nunca las encontraba. Esto sucedió por alrededor de dos meses, lo único que queda son sus cadáveres que nunca me animé a limpiar del estante y que me acompañan en noches como esta. A veces llego a ver un ala donde no correspondería estar. Pero eso no fue todo. Llegaron después las hormigas negras comunes y sus hileras interminables... se quedaron una temporada en mi casa para luego mudarse a la escuela (tampoco recuerdo si mi madre las hubo de tener en su bolsa un día, creo haber soñado que dijo tener la bolsa llena de ellas). ¿Qué sería si tuviera que ir con un psiquiatra hormiga para que me de terapia? no quiero saber.
Por muchos otros días estas criaturas estuvieron rondando entre mis manos (las muy descaradas) o por todo el cuerpo durante las horas de clase. Teniéndolas así de cerca no sentía esa arrebatada paranoia a cuando las observo de lejos, sobre todo cuando voy caminando por el pasillo de mosaico claro. Simplemente fue una revelación saber que estaba loca al verlo atestado de minúsculos puntos negros, más aun cuando había otra gente que pasaba desapercibida. Cada vez que recorría ese pasillo sentía diversas emociones: Sí, al fin las aplasto... o No, pobres... o ¿Cómo persisten tantos pies, teniendo los suyos tan frágiles? ya sin agregar la terrible ansiedad que me provocaban, ni la filosofía que ejercieron sobre mí al hacerme sentir como una más de su especie. Tantos días en esta encrucijada de bestiales hormigas... tantos. Pero sucedió que otras cosas se ocuparon de rellenar con exigentes labores aquellas cavidades de mi cabeza antes de llegar al límite de su profundidad, y puedo decir con no franca certeza de tranquilidad no recordar haber visto el suelo esta tarde; ya avanzada la noche caí en la cuenta de que pasaba por ese pasillo con la cara viendo al frente, corriendo sin razón alguna. Entonces decidí no voltear sino hasta que regresara. Y al bajar la mirada antes de tiempo, ya no estaban ahí. 

sábado, 17 de septiembre de 2011

De los días

Hace (. . .) años hoy resultó ser un día especial. Sinceramente, estoy más que agradecida por el transcurso del tiempo (días y días) que desde entonces ha conformado mi vida (que a partir de hoy, hace . . . años) estuvo trazada de alguna manera. No voy a negar que hubo momentos muy difíciles y que me costaron mucho trabajo de salir adelante a lado de esa persona que hoy, hace (. . .) años nació. Pero menos me atreveré a negar que esa persona me ha dado todo lo que tengo y soy. Y para no mentir en nada, tampoco hallo qué escribir al respecto. Me siento deprimida, ambivalente y vulnerable en ciertos aspectos, no obstante... con mucha fuerza (aunque a veces caigo, por miedo o por estupidez) gracias a esta persona que me dio la vida, vida que a su vez me ha dado tantas otras cosas: familia, amigos, habilidades, estudios, trabajo, esperanza... todo lo bueno y también mínimas partes de lo malo. No sé, es como si sintiera que hoy también cumpliera años y me encontrara en una posición reflexiva sobre si resulta justo o no todo lo que he sido... con un peso encima de lo que posiblemente ha significado hoy para ella y el 7 y el 31... y los demás días. Últimamente han sido un poco duros, pero he ido aprendiendo a manejarlos de distintas maneras a pesar de los inesperados efectos. Ignoro aun si se me cansado un poco o mis posibilidades azarosas están perdiendo el infinito... lo dudo. Estoy con el alma saliéndose por los poros y quiero sentir algo bueno, no de esta manera que va perdiendo sentido mientras pienso y posiblemente apenas me doy cuenta. No quiero. Quiero hacer algo bueno. Quiero decir gracias. Quiero dar todo... no sólo hoy, sino día tras día hasta que desaparezca por completo si es necesario. Qué bueno poder decir que fue un buen día, quedar al final en este vacío del que saldré mañana para estar ahí y prestar mi hombro, entregar el corazón en la mano. Dejar los días... fluir en su paso.

martes, 13 de septiembre de 2011

De ella

Hoy, al ir deprisa (regularmente no veo en estos casos) sucedió algo interesante (sí, me gusta esa palabreja para definir casi lo que sea) en el momento justo que iba a enfocar mi vista en ninguna parte para luego perderla (y a eso me refiero cuando digo no veo): pasó ante mí un taxi en ese momento y en él iba una mirada (no supe del resto) que correspondía a una mujer (sus cejas lo dejaban adivinar, no tanto sus labios rojos o sus ojos de almendra) que me resultó interesante (aquí sí lo digo en serio, las demás cursivas subrayadas también) y que atrapó toda mi atención a pesar de haberla visto sólo por unos segundos. Lo más interesante fue (sí... más) que ese mismo taxi se detuvo a unos tres metros de distancia... (de ). Ella bajó tal como la había imaginado (bonita extraño, ligeramente seria y con actitud similar a la mía al bajar del taxi (¿y ahora qué?) lo que más me había gustado fue que se sonrió sin intención alguna, tal vez notó que la observaba (¿quería verla?) y se quedó ahí parada aparentemente perdida (yo posiblemente tendría algún mapa trazado improvisadamente en la mano). Del resto que no había vislumbrado, pude apreciar una linda selección de ropa que por muy atrevida (para nada) no habría usado sino para ocasiones que valiera de verdad el esfuerzo en el pasado (blusa blanca, pantalón de mezclilla, zapatos feos) lo cual me atrajo aun más (cabe señalar que la palabra no viene subrayada). Hasta que repentinamente llega corriendo un sujeto con su cabello (demasiado cuidado) y un ramito de rosas en la mano que la abraza... debo admitir que aquello rompió con todo lo que sea había estado pensando hasta ese momento (ignórese las posibles conjeturas de lo anterior, realmente no es "nada"). Más bien hasta me hizo sonreír ver que la mujer maravilla tenía quien le llenara sus tarros de vino (bueno, esos yo los uso para las flores) y de los que he olvidado la marca para quien se pregunte... que bien, si fue un salud que terminó siendo amargo, el buen recuerdo persiste en la botella cuando se está vacía (aunque marchito se encuentre) pues hay o hubo a quien decir "¡salud!" o "¡condenada sea mi desgracia!" (o al menos así lo pienso después de tiempo andarme sobando la joroba llena de "penas"). Este episodio me hizo perderme de mil pensamientos (¿se puede pensar en sólo uno por cerca de 5min.?) y sentí que casi nada bueno me traería escribir sobre esto. ¿Qué estaría haciendo ella ahorita...? ya no la recuerdo.

De ella II

Habla en sueños, sueña despierta y golpea estando en todos los sentidos. Así es ella aun cuando lo disimula. Se hace chiquita chiquita, más de lo que ya es cuando siente que el mundo de pronto se le escapa. Tiene una voz de metralleta que puede acariciar hasta el más delicado de los girasoles sin hacerle perder uno sólo de sus pétalos. Cuando enferma, su coraje por ser débil acaba con su voz pero no con sus fuerzas. Al reír hace una mueca extraordinaria y forma un océano de imprudencias (nunca ha sido discreta por su tono de voz ni menos aun por sus inesperadas ocurrencias) que de todas formas nos hace sentir como sonrojados pececitos que alegremente seguimos la marea. Pero cuando está en días de la mala suerte o supersticiones calendarizadas (que casi llegan a ser los 365 0 366 días del año) ella es la mejor preparada para combatir contra los gatos negros, de infusiones (mezclas de mil aromas) para esta o aquella cosa y con las mejores manos para recoger la sal que se ha tirado. Aunque también desea que todos los días fueran buenos para todos, y ahí el listoncito rojo, el olor a canela o nos escoge un color para animarnos. Por eso todos la queremos (yo la amo) e incluso aquél perro (sí... al que ella le mordió la oreja, pero no por mala: él le tenía saña al principio cuando quiso curarlo) le tuvo mucho cariño, respeto y cuidado. Así como el resto de la cuadra, que no mordiéndoles a todos la oreja supo ganarse sin buscar ni querer su cariño. La podemos ver (imaginar sin dificultad) todas las mañanas como Sra. Presidenta saludando y preguntando a todos cómo les va, qué hay de nuevo en la colonia y cosas por el estilo. Ahora, que cuando se enoja mejor no hablo... (no vaya a ser que su lado de adivina caiga por este lado) porque con cartas o no, siempre se sabe la vida de todos o lo que pretendan antes de tiempo. Es una santa fuera de lo normal, con sus propias costumbres y modo de adorarse... yo digo. Todos le rezamos para que no se enoje, que no haga mucho esfuerzo ni sacrificios, que ya basta de estar dure y dure por todos... es de pensarse que los santos también hagan eso ¿que no? por eso lo que pienso y no lo cambio. Ah, pero cuando sufre de verdad no porque le han fallado ("pobres porque se han desviado" dice "pero encontrarán buen camino de nuevo") tan santa ella que en todo cree y poco juzga... (de hacerlo es porque le ha dado sueño y tiene los ojos cerrados. Habla dormida, recuerden... seguro tiene pesadillas de algo hermoso que se ha vuelto en contra de sus palabras) sino porque padece de tristeza, me causa tanta aflicción... ella no llora, no. Es lo único que tal vez los santos hagan pero que se lo perdonan a ella por estar en la tierra. Dormir con alguna falla en el sistema, llorar. Pero sé que así como tiene pesadillas, tiene tristes recuerdos que en sueños se convierten y le hacen derramar lágrimas (sólo una vez le he oído) y no sé cómo hacer para reconfortarla. Me siento tan mal.... hasta ahora permanece entre suspiro y suspiro, mientras yo cuido que no caiga en uno de esos sueños que le hacen daño. Cuánto la quiero.

domingo, 4 de septiembre de 2011

De venas vacías y palabras que se roban la sangre

Yo no sé cuánto daño te he podido causar. No lo sé. Entregué mis pensamientos al sueño en medio de suma nostalgia y mediocridad. Balbuceo un mar de explicaciones mientras navego hincada lamiendo el piso que se atesta de penas. He de impedir que sigas caminando entre ellas, besar la boca infestada. ...Yo no sé si alguien más te ha regalado sus palabras, dichas al oído o en silencio, ni me importa. Pero puedo creer que alguna vez las mías fueron capaces de llegar más lejos que yo, y eso no puedo perdonarme. Regreso a ti con tu nombre marcado en los labios, para entregarte este racimo de palabras. Es el libro que siempre habré de leerte, pues en fe de que mi ser se transforme a tu imagen, un libro abierto y lleno de estrellas que cayeran de tu boca para alumbrarme el camino y sellar esta aflicción, lo único que habré de saber es si mis palabras puedan allanar tu cuerpo y tus noches, o si en algún raro momento de lucidez, aparecieran en tus sueños como emisarios en cumplimiento de su deber, para decirte que te quiero y darte todo mi amor en esa breve pronunciación. Sinceramente, tú lo has hecho. Es por ello que hasta hoy conozco este extraño despertar frenesí.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Metáfora

No tengo palabras y estoy agradecida por eso.

P. D.: Un año atrás dije que recuperaría aquellos gatos de dizque azúcar (ahí sigue la huella de haberlos probado) ...Y así fue.

¿Qué quise decir?

(Creo que podría hacer un intento de disimulado copy paste cada año...)

¡Tú tienes la culpa de esta fracasada metáfora!

domingo, 21 de agosto de 2011

De males necesarios y ser

Los males necesarios pueden tener una de dos posibilidades: ser tomados con toda la falta de destreza y frecuencia casi relativa (e inconsciente) con la que ponemos en práctica nuestras actividades diarias o abandonarnos en el supuesto del confort para no afligirnos demasiado con hechos, desechos y palabras recicladas en el silencio de la interpretación deseada. Vistos desde otra perspectiva, son familiares cercanos de los baches y grietas: con el tiempo se sabe hay algo defectuoso en el camino que podemos desviar gracias a un análisis previo, pero que debido a las prisas optamos por dejarlos sin más y pasar por ellos apenas advertidos de sus presencias. Y claro está por demás absurdo decir que ese pequeño "análisis" es lo que marca esta rara diferencia entre uno y otro punto de vista. Pero aquí la intención es plasmar lo que en días pasados no había sido trazado de ese modo, una grieta ignorada que sorpresivamente se transformó en bache. Darle muchas vueltas es desgastante, pero como todo mal necesario, se aprende a querer en toda su forma y condiciones. Claramente, los episodios suscitados (justificación del texto) han tenido ya su exhaustivo análisis en demanda, por lo que el confort ahora ya no es ni será mal visto a posterioridad. Más debo el agradecimiento por la oportunidad y comprensión a mi insistente e incomprendida (ya no más) falla. La alegría vuelve a la calma y mis pies de nuevo al borde del ser. Tomar la mano amiga hará de la transformación algo más sublime. 

lunes, 8 de agosto de 2011

No lo vuelvo a hacer

...conste dije no sería intencional (fuera de tiempo).
Pero gracias de nuevo por todo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Primera entrada (renovación)

Tal vez y sin querer esperé este tiempo para publicar algo aquí de nuevo tras el regreso. Pero así como sucedió, otra cosa pasó un poco antes de todo, tal vez y sin querer... Y es haber conocido a quien forma parte de esta renovación, brindándome todo el apoyo posible para seguir adelante: oh, ya se imaginarán quién. No me bastaría decir que hoy es un día por demás especial, en el que espero que divertirse no sea lo único y necesario. Más bien conocer y compartir un poco más lo que estas palabras implican, que ciertos errores cometidos a lo largo podrían no implicar tanto, pues terminan siendo errores... En su mayoría pequeños y de enseñanza. Pero de ser que cometa alguno, no sería intencional. Ni siquiera el por qué ahora puedo intentar escribir algo como esto por aquí. Las cosas suceden por sí solas. Y... tal vez sin querer he cambiado de tema, pero esto tampoco es precisamente una tarjeta postal. Es notoria la nerviosidad de las palabras. No obstante, algo sí es seguro: esta fecha seguirá siendo la misma para cada año. Lo más que tengo por decir es un gracias porque siga transcurriendo como hace dos años atrás, en compañía de ese alguien mencionado previamente. Ha sido especial el tiempo y sus muchas cosas buenas. Las malas... ya no tienen cabida. Ahora, ojalá toda la posible cursilería omitida sea descifrable entre líneas, pues a fin de cuentas ya no supe expresarme sin el recurso.

Feliz cumpleaños, mi tú.

miércoles, 20 de julio de 2011

Y que no

No me tomó mucho tiempo para darme cuenta, así es. Realmente este es el lugar para hacer algo, aunque se vea  como algo muy de fracasado a juicio de una que otra gente. Y no es que quiera invertir la idea, porque ciertamente ¿quién querría exponerse de tal manera y con nada de calidad? esperen... pero tampoco quiero decir Yo tan a pecho alzado. Es más bien algo diferente. Dentro de lo que estudio y prefiero hacer para matar el tiempo, es escribir algo sin importar lo que valga realmente: que si en clase nos pidieron cierta "tontera" y resultó algo de risa (o que esté contenta, deprimida, malogradamente  existencialista, enojada...) lo recopilo en este pseudo-archivero electrónico por puro gusto de fastidiarle la vida a quien sea tenga la mala suerte de caer aquí. Si dejaran comentarios graciosos para maldecirme, lo haría algo mucho mejor y placentero. Pero la gente es amable, y no son así. Ni modo. La intención aquí es más bien personal, si es que se me pudiera entender con tanta palabrería.
Cuando de verdad (porque ya hecho una vez ahora se puede leer que no) deje de publicar aquí, algún día me acordaré de haber tenido esto y lo abriré. Hoy lo he experimentado, y resultó algo interesante ver que en los pocos años de utilizarlo, hubo una que otra vez pequeños cambios: de suicida a ya no tanto y después a más suicida (recordar el por qué de eso tal vez ya no lo haga tan interesante... Lo que sea, ¿por qué me hicieron así?) o de ver qué tanta influencia tuvo en mí cierto libro o autor y ver qué tan mal pretendía comparármele sin ningún pudor (claro, ahora queda bien pretextado por qué estudio lo que estudio) hace que también valga la pena. Si he de ser criticada en un futuro ¿por qué no retomar lo que empecé? A fin, de uno u otro modo muy extraño, hay seguidores (en serio, a veces dudo del intelecto de estas personas) pero bien se les agradece la mala idea de leer lo que continuará por aquí. Y de una vez advierto: ya terminada la licenciatura, comenzaré un proyecto que tengo entre manos... Espero contar con Ustedes.

Por mientras, a callar que hay que ponerle más velitas al Disfraz.

domingo, 24 de abril de 2011

Aniversario y despedida

Así es. Este mes de abril Esperanza y mentiras: (el mundo en el que vivo) cumple tres años. Pero como casi todo, es hora de que termine su nostálgico período de hechuras y deshechuras. Hace falta la renovación. Un toque de ronroneo fantástico y esperanza, que nunca falte. Pero mundo (real) y mentiras... a modo de broma, tal vez. Volverme loca queda de menos. Agradezco a quienes de forma pública y anónima me siguieron a lo largo de estas palabras y descalabradas. Espero lo sigan haciendo en la próxima travesía. Aun no hay fecha de cuándo será esto, pero serán invitados. 146 entradas conforman lo que esto fue y seguirá siendo en la memoria de quienes alguna vez leyeron tantas veces No sé... ojalá y ya no lo sea tanto. Mientras, retomaré a juicio las que resultaron menos catastróficas o con al menos un poco de ingenio para que no queden en el completo abandono de mis esfuerzos. Y admito: me da un poco de tristeza hacer esto.

...nos vemos.

martes, 15 de febrero de 2011

De la nostalgia y sus silepsis

Apenas hoy me atrevo a llorar como si estuviera sola. Y lo estoy, patéticamente lo estoy frente a un escenario abstracto de miserias y desgracias. Porque ciertamente, los espectadores tienden a buscarse en espejos y la imagen mía en días como hoy suele reflejarse en ellos. No obstante, siento un nudo en la garganta acompasado con el estómago que quisiera deslindarse. Temo sufrir un ataque, escupir sangre en lugar de palabras. Caer una y mil veces y no terminar de arrastrarme por el infinito. Aferrarme a una salida para no encontrarla, precipitarme de mi manantial de lágrimas estúpidas y dejarme caer hondo. Es lo justo. Y, aun así para mis males, puedo sentir temor de tanta nostalgia distribuida a lo largo de mi cuerpo, dueña de su sombra que me persigue a cada paso y momentos dispersos de la vida. Pocas veces puedo apreciarla, amarla es lo complicado. Posee tanto de mí y es a lo que más le tengo miedo, la maldad como materia queda en segundo término. No puedo confrontarlo siempre, simplemente no puedo. Inexplicablemente lloro por no querer herirme con mis propias manos, el utensilio de las cortadas ha sido cada frase para que revienten en mi cabeza. Guardaré silencio como siempre... para no que no escape la sangre.

sábado, 12 de febrero de 2011

Feliz cumpleaños

En el más allá.

sábado, 29 de enero de 2011

Un año

Sí. Se siente extraño percatarse de ello, saber que un año atrás publiqué esas primeras palabras a su recuerdo. Y no lo voy a negar, olvidé por casi todo el día su ausencia. Me sentí mal. Qué curioso, apenas ayer que mi hermano volvía al último día que le pusieron una inyección. Fue ella quien se encargó de hacerlo, y de lo más chistoso. Así mismo me dijo que fue también por su afición de ponerle los partidos el que le haya gustado tanto el fútbol. Cuántas cosas hizo. Al ir a misa y escuchar su nombre, María... fue inevitable dar muchos pasos atrás. A esa foto donde estamos juntas, yo de pequeña sonriendo ante la cámara mientras me tomaba de la nuca como solía hacerlo, vernos a la hora del café con pan dulce y escuchar sus mejores consejos. Pero sobre todo, revivir todo ese cariño que me tuvo. Qué hacer... lo único que me queda es la memoria y guardar silencio. Sí. Serían pocas las palabras que me lleven a decir lo más preciso, y eso es que la extraño. No sé si alguna vez lo dije, apenas un año, toda mi vida... Pero gracias por todo lo que nos dio.

viernes, 21 de enero de 2011

Calles y cosas

Al salir, una vez más caminé por esas calles de siempre. No supe si juzgarlo, ¿qué sería de mí si un día que salga nuevamente encuentre toda esa rutina transformada? Las calles terminan por serlo, por algo conforman los espacios de nuestra vida diaria. Pero, a veces quisiera perderme en un súbito laberinto donde nadie me encuentre ni me juzgue con la mirada. Hoy me hallé en esta contradicción. Al querer persuadirme de mi soledad encontré a un señor que veía hacia un avión, su mirada era tan lejana como éste, tal vez incluso se hallaba sentado en algún lugar dentro y acompañado de alguien que sí lo estaba. Me causó nostalgia verlo, y sorpresa de no ser la única en su estado. El mundo seguía alrededor, yo lo seguí. Más adelante, me topé nuevamente con el muchacho que cada fin de semana vende en suma confianza sus dulces, si no es que pide dinero. Consideré darle lo justo y preguntarle para qué lo requería, sucede que responde y me expone sus grandes ambiciones. Me convenció, cambiamos rumbos. No apenas había puesto un pie adelante y pasa de largo uno de esos hombres cuya vida consiste en decir cosas extrañas a oídos de cuanta fémina se le cruce. Hasta eso, no fue del todo indiscreto y también comprendí su vida. Estamos solos. La diferencia es que yo me quedo callada e indiferente. Fui por un lado de la calle, regresé la mitad de la otra, y seguí el resto en la que estaba. Ahí seguía el hombre con la mirada perdida. Ya no supe si comprenderle o ignorarlo. Seguí. Tal vez si no ocurrieran estas pequeñas cosas, que uno juzgue a los demás o los demás recurran a uno por solidaridad, me decidiera a ser totalmente ermitaña. La frecuencia de las calles lo impide, pero a veces es todo lo contrario. Ya no sé.

lunes, 17 de enero de 2011

Si me permitiera...

sembrar flores de fe para oler en las mañanas y justificar los medios del fin que me llevarían a cualquier destino, no preguntar demasiado y encubrir el miedo que me provoca el desconocido porvenir... Todo me resultaría más grato. Evitar las pausas y vivir en lo continuo. Ser más sensible con palabras y no con gestos plasmados. Ingerir menos café y humo. No figurar más como un propósito aleatorio y constante. Negarme a escribir esto con frecuencia y con palabras diferentes, evitar el gasto innecesario de conciencia. Quizá cambiar de carrera, decidirme a los azares. Y no lo digo porque lo piense en serio, porque con este tipo de lecturas que le bifurcan a uno las distintas realidades, ya no se sabe si existe un potencial de hacer revivir muertos que se creían vivos, matar vivos que se creían sombras o extinguir imaginaciones. Creo que resultaría esto último más favorable. Sin embargo, sucede que el masoquismo existe, y perdura.

miércoles, 12 de enero de 2011

Santa mier

Hace una semana que cayó sobre mí la sentencia que hoy se cumple. Pero han de ver, no me he muerto y vivo para escribirlo a diario de aquí hasta que termine. ¿Será ese el dichoso castigo? No. Sinceramente me siento muy mal, y lo más triste aun: he de ocultarlo. No sé que sea lo peor, tener que escribir cosas sin sentido o pasar por lo anterior. Lo que no podré dejar de esperar por todas partes, es que le vaya bien y valga la pena este lloriqueo oprimido por el momento, además del sueño y tomar dosis doble por las mañanas. Porque ya no supe en qué más creer: electro-shocks o píldoras. O mejor aun, creer en mí. Ya veremos. Buen viaje.

lunes, 3 de enero de 2011

. .

Sé que he hecho muchas cosas en contra de la razón, siempre huyendo cuando presiento la anticipada marcha de esa horrible razón que se envuelve como estambre con el que he terminado jugando hasta deshilvanar ambos extremos: principio y fin.



La voluntad me ha confesado cierta verdad: Soy una imbécil.

.

He estado en un sueño continuo. En él pasa inadvertido el comienzo del día en que me veo encerrada, porque los días siempre me atrapan tomándome por el cuello, siempre a prueba de voluntad y a la medida exacta de una caja hasta alcanzar el límite. Tal vez mi sueño se guarde en esa caja y es por ello que todo es tan continuo. Se suceden cuatro paredes, un suelo y techo para el transcurso del tiempo: una vuelta es el amanecer, otra el mediodía, tarde y noche. Los giros son tan imperceptibles que puedo manejarme bien dentro de ella. O al menos eso creí, porque esto fue sólo durante un tiempo, y hoy quisiera ver más arriba de ese cielo que nunca se abre. Esta mañana tuve pánico porque mi voluntad había exhalado su último suspiro la pasada noche, mi cuerpo yacía recostado quien sabe porqué en espera del alba tras ocurrido el percance. Ya que fui puesta a prueba descifré que posiblemente quería desfallecer para ya no ser un agónica superviviente y con frío. No fue así. Ahora me veo cayendo una y varias veces tratando de alcanzar el otro lado de ese mundo paralelo; es ahora la voluntad quien se encuentra agitando la caja, sonriente. Sé que ahora lo merezco por pensar en correr lejos, despertar del espantoso sueño doliente.

sábado, 1 de enero de 2011

Asterisco

Para dar cabida a nuevas palabras, tendría que reconstruir desde el alfabeto hasta el diccionario utilizado en el habla escrita y oral. Ya no es placentero toparse con letras siempre familiares y palabras constantes que remiten al ya conocido significado o contradicción. Y no es que me vaya a dedicar en el imposible, simplemente ya me aburrí de pensar. Optaré por preguntar qué ha sido y será de este mundo, cobrar un poco de absurda venganza.