sábado, 29 de enero de 2011

Un año

Sí. Se siente extraño percatarse de ello, saber que un año atrás publiqué esas primeras palabras a su recuerdo. Y no lo voy a negar, olvidé por casi todo el día su ausencia. Me sentí mal. Qué curioso, apenas ayer que mi hermano volvía al último día que le pusieron una inyección. Fue ella quien se encargó de hacerlo, y de lo más chistoso. Así mismo me dijo que fue también por su afición de ponerle los partidos el que le haya gustado tanto el fútbol. Cuántas cosas hizo. Al ir a misa y escuchar su nombre, María... fue inevitable dar muchos pasos atrás. A esa foto donde estamos juntas, yo de pequeña sonriendo ante la cámara mientras me tomaba de la nuca como solía hacerlo, vernos a la hora del café con pan dulce y escuchar sus mejores consejos. Pero sobre todo, revivir todo ese cariño que me tuvo. Qué hacer... lo único que me queda es la memoria y guardar silencio. Sí. Serían pocas las palabras que me lleven a decir lo más preciso, y eso es que la extraño. No sé si alguna vez lo dije, apenas un año, toda mi vida... Pero gracias por todo lo que nos dio.

viernes, 21 de enero de 2011

Calles y cosas

Al salir, una vez más caminé por esas calles de siempre. No supe si juzgarlo, ¿qué sería de mí si un día que salga nuevamente encuentre toda esa rutina transformada? Las calles terminan por serlo, por algo conforman los espacios de nuestra vida diaria. Pero, a veces quisiera perderme en un súbito laberinto donde nadie me encuentre ni me juzgue con la mirada. Hoy me hallé en esta contradicción. Al querer persuadirme de mi soledad encontré a un señor que veía hacia un avión, su mirada era tan lejana como éste, tal vez incluso se hallaba sentado en algún lugar dentro y acompañado de alguien que sí lo estaba. Me causó nostalgia verlo, y sorpresa de no ser la única en su estado. El mundo seguía alrededor, yo lo seguí. Más adelante, me topé nuevamente con el muchacho que cada fin de semana vende en suma confianza sus dulces, si no es que pide dinero. Consideré darle lo justo y preguntarle para qué lo requería, sucede que responde y me expone sus grandes ambiciones. Me convenció, cambiamos rumbos. No apenas había puesto un pie adelante y pasa de largo uno de esos hombres cuya vida consiste en decir cosas extrañas a oídos de cuanta fémina se le cruce. Hasta eso, no fue del todo indiscreto y también comprendí su vida. Estamos solos. La diferencia es que yo me quedo callada e indiferente. Fui por un lado de la calle, regresé la mitad de la otra, y seguí el resto en la que estaba. Ahí seguía el hombre con la mirada perdida. Ya no supe si comprenderle o ignorarlo. Seguí. Tal vez si no ocurrieran estas pequeñas cosas, que uno juzgue a los demás o los demás recurran a uno por solidaridad, me decidiera a ser totalmente ermitaña. La frecuencia de las calles lo impide, pero a veces es todo lo contrario. Ya no sé.

lunes, 17 de enero de 2011

Si me permitiera...

sembrar flores de fe para oler en las mañanas y justificar los medios del fin que me llevarían a cualquier destino, no preguntar demasiado y encubrir el miedo que me provoca el desconocido porvenir... Todo me resultaría más grato. Evitar las pausas y vivir en lo continuo. Ser más sensible con palabras y no con gestos plasmados. Ingerir menos café y humo. No figurar más como un propósito aleatorio y constante. Negarme a escribir esto con frecuencia y con palabras diferentes, evitar el gasto innecesario de conciencia. Quizá cambiar de carrera, decidirme a los azares. Y no lo digo porque lo piense en serio, porque con este tipo de lecturas que le bifurcan a uno las distintas realidades, ya no se sabe si existe un potencial de hacer revivir muertos que se creían vivos, matar vivos que se creían sombras o extinguir imaginaciones. Creo que resultaría esto último más favorable. Sin embargo, sucede que el masoquismo existe, y perdura.

miércoles, 12 de enero de 2011

Santa mier

Hace una semana que cayó sobre mí la sentencia que hoy se cumple. Pero han de ver, no me he muerto y vivo para escribirlo a diario de aquí hasta que termine. ¿Será ese el dichoso castigo? No. Sinceramente me siento muy mal, y lo más triste aun: he de ocultarlo. No sé que sea lo peor, tener que escribir cosas sin sentido o pasar por lo anterior. Lo que no podré dejar de esperar por todas partes, es que le vaya bien y valga la pena este lloriqueo oprimido por el momento, además del sueño y tomar dosis doble por las mañanas. Porque ya no supe en qué más creer: electro-shocks o píldoras. O mejor aun, creer en mí. Ya veremos. Buen viaje.

lunes, 3 de enero de 2011

. .

Sé que he hecho muchas cosas en contra de la razón, siempre huyendo cuando presiento la anticipada marcha de esa horrible razón que se envuelve como estambre con el que he terminado jugando hasta deshilvanar ambos extremos: principio y fin.



La voluntad me ha confesado cierta verdad: Soy una imbécil.

.

He estado en un sueño continuo. En él pasa inadvertido el comienzo del día en que me veo encerrada, porque los días siempre me atrapan tomándome por el cuello, siempre a prueba de voluntad y a la medida exacta de una caja hasta alcanzar el límite. Tal vez mi sueño se guarde en esa caja y es por ello que todo es tan continuo. Se suceden cuatro paredes, un suelo y techo para el transcurso del tiempo: una vuelta es el amanecer, otra el mediodía, tarde y noche. Los giros son tan imperceptibles que puedo manejarme bien dentro de ella. O al menos eso creí, porque esto fue sólo durante un tiempo, y hoy quisiera ver más arriba de ese cielo que nunca se abre. Esta mañana tuve pánico porque mi voluntad había exhalado su último suspiro la pasada noche, mi cuerpo yacía recostado quien sabe porqué en espera del alba tras ocurrido el percance. Ya que fui puesta a prueba descifré que posiblemente quería desfallecer para ya no ser un agónica superviviente y con frío. No fue así. Ahora me veo cayendo una y varias veces tratando de alcanzar el otro lado de ese mundo paralelo; es ahora la voluntad quien se encuentra agitando la caja, sonriente. Sé que ahora lo merezco por pensar en correr lejos, despertar del espantoso sueño doliente.

sábado, 1 de enero de 2011

Asterisco

Para dar cabida a nuevas palabras, tendría que reconstruir desde el alfabeto hasta el diccionario utilizado en el habla escrita y oral. Ya no es placentero toparse con letras siempre familiares y palabras constantes que remiten al ya conocido significado o contradicción. Y no es que me vaya a dedicar en el imposible, simplemente ya me aburrí de pensar. Optaré por preguntar qué ha sido y será de este mundo, cobrar un poco de absurda venganza.