lunes, 30 de agosto de 2010

De ciertas cosas, nada más

Por muchas oraciones las cosas suceden. No sé quién inventaría malas plegarias. Uno teme demasiado y sigue con la idea de que nada malo va a suceder. Quizá eso me haya pasado hoy. Pensar que la gente piensa que sólo piensa y que con ello basta para tener razón. Y uno sabe cuando tal razón no es correcta y se queda ensimismado, no se sabe si por emoción de ser más exacto que ellos por ser uno mismo precisamente, o porque no se sabe domado por los demás. No hace mucho que me traumaban por tener manos con dedos y muchos dientes en la boca. Tal vez aun no lo creo. No hace demasiado que solía coleccionar todo tipo de cosas pequeñas para el hogar. Claro, de juguete, todo lo necesario para tener una casa bien equipada. Sobre todo platos y tazas de porcelana. Y vaya siendo que no creo en un lugar sagrado. Del mismo modo juntaba cada moneda que por descuido caía a mis pies y llenaba bolsas que más tarde irían a la Virgen de la Trinidad. Tal vez no era a ella, pero se escucha bien. Lástima que las tortugas no nacieran de las piedras, que los perros no fueran perpetuos y sí los recuerdos. Tal vez por eso resulté demente en un menor grado. Quizá frágil o muy depresiva. Tal vez. Aun puedo creer en muchas cosas, leer de otras tantas que no me favorezcan. Reír de vez en vez. Quizá hoy sea otro día que permanecerá como otros tantos: a la espera de que nada malo suceda y ya no tenga para tanto rezar.

lunes, 23 de agosto de 2010

Aprovechando el día de hoy

Aun no te he dirigido palabra alguna en este pequeño espacio. Y es que no hace falta, quizá. Lo más probable es que se necesite razón poderosa para hacerlo. Y hay demasiadas. Tal vez tantas, que tenga que iniciar una nueva cuenta. Pero no todavía. Y mira cómo titubeo para hacerlo en pocas líneas. Pero prometo que ya estoy por iniciar. Es más, ahorita.
Hace no poco tiempo de conocer nuevas ideas, una alegría permanente que causa envidia, que se da sin ningún prejuicio y a quienes más la necesitan. Sí, me creo pobre injustamente. Aventuras de película (en género de acción, drama y demás opciones, pero no trágicas) . Deberte también el sentirme aniñada de vez en vez y demasiado chiqueada, desde que pueda hacer berrinches y maltratarte a mi mejor modo. Pero más tarde recapacito, ¿no? Y ahí ya soy la filósofa burda que se la pasa diciendo cosas sin ningún sentido, porque nada lo tiene (a que soy bien burda, ¿eh, eh?) pero cuando el sin sentido toca a mi puerta demasiado fuerte y siento miedo, ahí estás para protegerme y sufrir las consecuencias. En fin, eres asimilable a un ser extraordinario (o sea, extraterrestre). Todo esto para recalcar demasiadas cualidades que quizá nunca te digo, porque me das un poco de envidia. Pero hoy quiero ser humilde, porque me agarró la nostalgia. Tú sabes cómo sanar ese tipo de cosas, todo lo haces, empezando por aguantarme. Y hoy es cuando te diré algo... Ay, no, aquí ya me dio vergüenza, no soy así de libertina. Más al rato te diré, mientras te dejo en suspenso. Sólo déjame terminar agradeciéndote mucho, mucho mucho.

Por si un día lo lees...

Hace un momento que te recuerdo. Tantas veces tanto, y sin alcanzar nada. Mentira, siempre es cada momento tu presencia. Debajo de la sombra que persigue mis pasos, escondido a la orilla de las puertas, entre la gente y detrás de mis pupilas. En cada abrazo que no te es correspondido. Hace un momento, así de poco y simple. Un año, dos. Siempre. ¿Qué opción tomar, a quién invitar al café para eterna espera? Llevando casualmente a rastras el cobijo de tu recuerdo a punto de desbordarse. Sí. No pido concretar el olvido en una figura de gato. No pido el escabullir por descuido de fe cada momento. Más bien, siempre estaré al tanto de tu disimulada presencia, para algún día retomar firme los instantes encerrados en una taza sin sorber todavía.

sábado, 14 de agosto de 2010

El volver de los devenires

Las casualidades comienzan siendo un instante y quedan como nada más. Aun de recuerdo. Algo específico queda marcado, similar a una mancha de tinta que con el tiempo se expande de forma lineal, pausada y lentamente, pero súbitamente prosiguiendo la marcha. El problema es: ¿cuándo marcará un fin? Y, ¿de verdad eso esperamos...? Lo más prudente sería no estar tan apegados a estos detalles de calendario y tomar todo como un acontecimiento, tratase de lo que tratase. Un buen acontecimiento, sin reclamos. Ya luego vendrán las excepciones.