jueves, 3 de diciembre de 2009

Algo muy extraño pero respetable

Todos deberían de derretirse ante su amarga miel, bajo la grande luna que se muestra con total desnudez. Sí, hacerle una reverencia, decirle todo el tiempo "gracias" y besarle los pies. Pero, cierto día de plena necesidad en la que no había nada que satisficiera, después de muchas vueltas, encontré al fin su cabeza en el inodoro. No sabía si hacerle una modesta reverencia, taparle la cara con un pañuelo blanco, todo, menos espantarme. Me quedé contemplándole, seguía siendo igual. Me sentí irrespetuosa, pero es que la necesidad... Tomé asiento a su lado, cuando me levanté ya no había nada. Aun así insisto en que cada vez que pase todos deberían de derretirse ante su amarga miel y no hacer preguntas al respecto de su existencia.
Más tarde escuché esto (mientras el sujeto que estará en nombre caminaba junto a su acompañante): "¡Es como si la hamburguesa me hablara...! Que el espíritu de la vaca me estuviese acosando mientras yacía despedazada entre las llamas, acostada sobre el sartén, paseando de un lado a otro a lo largo de la cocina..."
No obstante, ello no le gana a la idea que me he hecho sobre aquél a quien nadie debería dejar pasar de lado sin erguir la mirada, bajo la grande luna que se muestra con total desnudez en una de sus mejores épocas, y cuya cabeza he encontrado en el inodoro, que era de plata y agua de rocío con miel. Es extraño y para algunos desconocido; es que yo lo inventé, cuando creí haber visto una cara que en realidad nunca vi.

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