lunes, 23 de agosto de 2010

Aprovechando el día de hoy

Aun no te he dirigido palabra alguna en este pequeño espacio. Y es que no hace falta, quizá. Lo más probable es que se necesite razón poderosa para hacerlo. Y hay demasiadas. Tal vez tantas, que tenga que iniciar una nueva cuenta. Pero no todavía. Y mira cómo titubeo para hacerlo en pocas líneas. Pero prometo que ya estoy por iniciar. Es más, ahorita.
Hace no poco tiempo de conocer nuevas ideas, una alegría permanente que causa envidia, que se da sin ningún prejuicio y a quienes más la necesitan. Sí, me creo pobre injustamente. Aventuras de película (en género de acción, drama y demás opciones, pero no trágicas) . Deberte también el sentirme aniñada de vez en vez y demasiado chiqueada, desde que pueda hacer berrinches y maltratarte a mi mejor modo. Pero más tarde recapacito, ¿no? Y ahí ya soy la filósofa burda que se la pasa diciendo cosas sin ningún sentido, porque nada lo tiene (a que soy bien burda, ¿eh, eh?) pero cuando el sin sentido toca a mi puerta demasiado fuerte y siento miedo, ahí estás para protegerme y sufrir las consecuencias. En fin, eres asimilable a un ser extraordinario (o sea, extraterrestre). Todo esto para recalcar demasiadas cualidades que quizá nunca te digo, porque me das un poco de envidia. Pero hoy quiero ser humilde, porque me agarró la nostalgia. Tú sabes cómo sanar ese tipo de cosas, todo lo haces, empezando por aguantarme. Y hoy es cuando te diré algo... Ay, no, aquí ya me dio vergüenza, no soy así de libertina. Más al rato te diré, mientras te dejo en suspenso. Sólo déjame terminar agradeciéndote mucho, mucho mucho.

No hay comentarios: