martes, 13 de septiembre de 2011

De ella II

Habla en sueños, sueña despierta y golpea estando en todos los sentidos. Así es ella aun cuando lo disimula. Se hace chiquita chiquita, más de lo que ya es cuando siente que el mundo de pronto se le escapa. Tiene una voz de metralleta que puede acariciar hasta el más delicado de los girasoles sin hacerle perder uno sólo de sus pétalos. Cuando enferma, su coraje por ser débil acaba con su voz pero no con sus fuerzas. Al reír hace una mueca extraordinaria y forma un océano de imprudencias (nunca ha sido discreta por su tono de voz ni menos aun por sus inesperadas ocurrencias) que de todas formas nos hace sentir como sonrojados pececitos que alegremente seguimos la marea. Pero cuando está en días de la mala suerte o supersticiones calendarizadas (que casi llegan a ser los 365 0 366 días del año) ella es la mejor preparada para combatir contra los gatos negros, de infusiones (mezclas de mil aromas) para esta o aquella cosa y con las mejores manos para recoger la sal que se ha tirado. Aunque también desea que todos los días fueran buenos para todos, y ahí el listoncito rojo, el olor a canela o nos escoge un color para animarnos. Por eso todos la queremos (yo la amo) e incluso aquél perro (sí... al que ella le mordió la oreja, pero no por mala: él le tenía saña al principio cuando quiso curarlo) le tuvo mucho cariño, respeto y cuidado. Así como el resto de la cuadra, que no mordiéndoles a todos la oreja supo ganarse sin buscar ni querer su cariño. La podemos ver (imaginar sin dificultad) todas las mañanas como Sra. Presidenta saludando y preguntando a todos cómo les va, qué hay de nuevo en la colonia y cosas por el estilo. Ahora, que cuando se enoja mejor no hablo... (no vaya a ser que su lado de adivina caiga por este lado) porque con cartas o no, siempre se sabe la vida de todos o lo que pretendan antes de tiempo. Es una santa fuera de lo normal, con sus propias costumbres y modo de adorarse... yo digo. Todos le rezamos para que no se enoje, que no haga mucho esfuerzo ni sacrificios, que ya basta de estar dure y dure por todos... es de pensarse que los santos también hagan eso ¿que no? por eso lo que pienso y no lo cambio. Ah, pero cuando sufre de verdad no porque le han fallado ("pobres porque se han desviado" dice "pero encontrarán buen camino de nuevo") tan santa ella que en todo cree y poco juzga... (de hacerlo es porque le ha dado sueño y tiene los ojos cerrados. Habla dormida, recuerden... seguro tiene pesadillas de algo hermoso que se ha vuelto en contra de sus palabras) sino porque padece de tristeza, me causa tanta aflicción... ella no llora, no. Es lo único que tal vez los santos hagan pero que se lo perdonan a ella por estar en la tierra. Dormir con alguna falla en el sistema, llorar. Pero sé que así como tiene pesadillas, tiene tristes recuerdos que en sueños se convierten y le hacen derramar lágrimas (sólo una vez le he oído) y no sé cómo hacer para reconfortarla. Me siento tan mal.... hasta ahora permanece entre suspiro y suspiro, mientras yo cuido que no caiga en uno de esos sueños que le hacen daño. Cuánto la quiero.

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