miércoles, 12 de enero de 2011

Santa mier

Hace una semana que cayó sobre mí la sentencia que hoy se cumple. Pero han de ver, no me he muerto y vivo para escribirlo a diario de aquí hasta que termine. ¿Será ese el dichoso castigo? No. Sinceramente me siento muy mal, y lo más triste aun: he de ocultarlo. No sé que sea lo peor, tener que escribir cosas sin sentido o pasar por lo anterior. Lo que no podré dejar de esperar por todas partes, es que le vaya bien y valga la pena este lloriqueo oprimido por el momento, además del sueño y tomar dosis doble por las mañanas. Porque ya no supe en qué más creer: electro-shocks o píldoras. O mejor aun, creer en mí. Ya veremos. Buen viaje.

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