lunes, 17 de enero de 2011

Si me permitiera...

sembrar flores de fe para oler en las mañanas y justificar los medios del fin que me llevarían a cualquier destino, no preguntar demasiado y encubrir el miedo que me provoca el desconocido porvenir... Todo me resultaría más grato. Evitar las pausas y vivir en lo continuo. Ser más sensible con palabras y no con gestos plasmados. Ingerir menos café y humo. No figurar más como un propósito aleatorio y constante. Negarme a escribir esto con frecuencia y con palabras diferentes, evitar el gasto innecesario de conciencia. Quizá cambiar de carrera, decidirme a los azares. Y no lo digo porque lo piense en serio, porque con este tipo de lecturas que le bifurcan a uno las distintas realidades, ya no se sabe si existe un potencial de hacer revivir muertos que se creían vivos, matar vivos que se creían sombras o extinguir imaginaciones. Creo que resultaría esto último más favorable. Sin embargo, sucede que el masoquismo existe, y perdura.

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