miércoles, 7 de enero de 2009

El palomo que quería ser perro

La paloma se prepara para el vuelo. Mira hacia abajo: muchos carros y gente. Esta paloma (que más bien es palomo) tiene cierto miedo a volar: habría preferido ser un perro. ¿Por qué? No lo sabe, quizá porque los mira tan seguros en la calle con sus cuatro patas, ignorados o a veces apreciados por la gente. Ellos, por ejemplo, no pueden pasearse por las calles sin temor a ser aplastados o asustados en propósito por los niños. Es por esto que se les ve siempre en los techos, solitarios o en parvada, pero lejos del suelo. Este palomo odiaba todo aquello. Su familia había muerto de formas muy extrañas: se dice que su tío murió a causa de ser atropellado por un avión, pero algunos dicen que se fue a vivir a las playas. Su madre cayó de un anuncio de pollos porque tenía fracturada un pata, y su padre fue aplastado por un carro. No tuvo hermanos, y por tanto el palomo era muy solitario. Un día salí con el gran (torpe) perro blanco a la tienda. Un hombre que suele estar espiando de noche le llamaba "¡palomo!" y el perro, con cara de confusión sólo le miraba. El palomo (de alas y que por allí se encontraba) volteó sorprendido hacia donde creía aquel hombre le llamaba. Un error: estaba a media entrada del estacionamiento y un carro lo aplastó. Sólo tuvo un momento, antes de morir, para pedir un deseo: en la próxima vida ser un perro. Salí de la tienda y vi al pájaro muerto. Volteé la mirada y vi al perro picoteando en el suelo. Entonces el hombre me dijo: "¿a que no era palomo...?" Y de allí en adelante el gran palomo de cuatro patas suele caerse al suelo y hurgar en la basura, ignorando la comida de perro.