viernes, 26 de septiembre de 2008

La amarga mañana de ayer y siempre (sólo porque sí...)

Cada amarga mañana en que, sonando alegre la radio, el gato maullando al fin después de su eternidad en sueño y el sol anunciando lo esplendoroso de la vida (muertes, abrazos, traiciones...) he de escuchar el amargo reclamo de lo sufrible, lo inevitable. Sin embargo, he de seguir adelante sin derramar la esperanza por el suelo dejando que alguien la tome y no desee ser un objeto movible y sin vida. Cada mañana, cuando avanzo hacia algún destino me digo: "Por favor, ¡que sea el cielo!" y no, me topo con el limbo, conversando un rato, viendo su indescriptible cara, tratando de hallar rumbo. Ya, resignada a descubrir la triste verdad de aquel ser que no me inspira a nada, me dejo caer... un metro, dos, algunos pasos, pierdo el infierno no correspondido y llego a un asiento único dentro de un anaranjado lugar... entonces me pongo a pensar de nueva cuenta en lo que ha sido la vida durante el transcurso de la mañana. Para entonces ya es el mediodía... ¿he de ir a buscar más allá de aquella calle...?. No, mejor recuerdo las gloriosas tardes en que sentada en el pasto olvido el resto de todo. Llegada la noche me basta esperar otra amarga mañana...

1 comentario:

Andreico dijo...

textos salidos de las entrañas...
Me gustó tu página.
Saludos