Aún sin sentir su presencia, octubre se escabullía entre las fechas de mi cuaderno, se mostraba frío en ocasiones, caluroso en otras. Octubre jugó con mi tiempo, pues creía que seguiría siendo el de siempre cuando cambia el horario (¡y me dicen que
ya es de invierno!) no me dí cuenta de lo que pasaba, siempre vestido a colores no muy claros, ni oscuros... crujían sus víctimas, las hojas, al ritmo de mis pasos apresurados, mientras el cielo se vestía de naranja y lila, haciéndome perder mi interés en la gente de afuera. Octubre acariciaba mi cara cada vez que no lo encontraba en mi calendario. Hasta que un día, el último, se puso un disfraz para que nadie lo reconociera en su falta... y se fue.
ya es de invierno!) no me dí cuenta de lo que pasaba, siempre vestido a colores no muy claros, ni oscuros... crujían sus víctimas, las hojas, al ritmo de mis pasos apresurados, mientras el cielo se vestía de naranja y lila, haciéndome perder mi interés en la gente de afuera. Octubre acariciaba mi cara cada vez que no lo encontraba en mi calendario. Hasta que un día, el último, se puso un disfraz para que nadie lo reconociera en su falta... y se fue.