martes, 21 de octubre de 2008

Metamorfosis en un puesto de revistas

Con todo ese ruido en la calle y yo con mi radio, empanada de crema y libro en mano, no conseguía razón de seguir sin pensar alto o continuar la lectura casi gritando. Al principio creí que mi garganta ya no daba para más... cuando luego descubrí que me estaban robando las palabras.
Sentí miedo al ver hablar los periódicos, silbar las revistas, reír los dulces, cantar los gatos. La gente alcanzaba mejor entonación para los gemidos de su llanto al pregonar que la vida es bella poesía mientras todo se desvanecía a sus espaldas. Quieta, muda e inmóvil, quise escapar... y como encanto cruel me transformé en una mariposa, volando en el aire de mis pensamientos y melodías mientras abajo se perdía la voz y la ilusión, siendo yo un objeto sobrenatural de pequeñas alas después de haber indagado entre estanterías buscando un mejor mundo inventado y divina fantasía.

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